El ser humano al igual que los primates, y algunas otras especies como los conejillos de indias, carecen de la enzima hepática I-Gulonolactona Oxidasa encargada de provocar la conversión de glucosa en Vitamina C, y por eso necesitamos ingerirla con la alimentación.
La razón por la que la mayor parte de los animales no sufren infartos, según Matias Rath, es que a diferencia de los seres humanos, estos elaboran su propia vitamina C en cantidades que, calculadas en función del peso de un ser humano, supondria entre 1 y 20 gr diarias...
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